Ahora que todos los medios de comunicación nos bombardean con mensajes horribles, que nos importa más la prima de riesgo que el riesgo de contraer una enfermedad venérea tras una noche sin látex en el Jamaica y que hasta el más tonto del bar de la esquina parece haber terminado un curso de CCC de economía, yo paso de la jodida crisis.
No quiero ni oír hablar de Rajoy, de Merkel o del fulano ese que ha quitado el chollo a Sarkozy. Estoy harto de que todo el mundo se me acerque para darme el coñazo con reformas laborales, desahucios y paro. El monotema me resulta ya tan cansino como poner Telecinco después de comer, y es que parece que en este país no se puede hablar de otra cosa. Dónde quedaron aquellas viejas conversaciones sobre las tetas de la camarera o esas tertulias interminables acerca del nudo marinero que debe tener Piqué en su manguera después de pasar una jornada cabalgando sobre las caderas de la principal culpable del calentamiento global. Esas parrafadas que te devolvían a casa con una sonrisa en la cara parecen haber desaparecido y ahora el mero hecho de ir a tomar unas cañas con los colegas te deja peor que pasar dos horas en un tanatorio.
La crisis se ha adueñado de nuestras vidas y nos pasamos las horas compadeciéndonos de nuestras miserias. El que os habla también está jodido y cargado de problemas, pero por repetirlo 300 veces al día no va a cambiar su situación, es más, estoy convencido de que estar cada segundo con el 'comecome' es contraproducente. Así que, seamos inteligentes y pensemos en lo que nos hace reír y no en lo que nos encabrona más y más.
Existen tres temas de conversación que no fallan nunca si quieres huir de cualquier tediosa tertulia sobre la crisis: tetas, culos y fútbol; el trinomio perfecto. Empecemos por las tetas. Hablar de tetas no es muy complicado, simplemente echa un vistazo a tu alrededor y te darás cuenta de que estás rodeado de ellas. Tal vez hayas olvidado su existencia porque te ha petado el disco duro intentando entender qué demonios es la prima de riesgo, pero te aseguro que las tetas siguen ahí, sólo tienes que aprender a mirar con otros ojos. No sé si te acordarás, pero antes de que la economía fuese el centro de tu existencia, tu vida giraba en torno a ellas. Bastaba que cualquiera de tus colegas dijese “vaya melones” para que se diese por zanjado cualquier tema sobre el que estabais charlando. No lo dudes, retoma esa mítica frase cuando te estén hablando de las últimas cifras del paro y por arte de magia desaparecerá toda la negatividad y el mal rollo.
Vamos a continuar por los culos. Los culos también pueden ayudarte a salir de una farragosa charla sobre la situación del euro durante un sábado de fiesta, y es que no importa que el culo sea gordo, fino, duro o blando cualquier culo te puede echar una mano. Simplemente, quédate mirando fijamente el primer trasero que pase por tu lado mientras aguantas la chapa económica estoicamente. No hace falta que digas nada, porque tu contertulio morderá el anzuelo sin que tú tengas que mover un solo dedo. Tu mirada será contestada rápidamente con un “joder” y tras esa expresión tan castiza tú podrás deslizar finamente la conversación hacia Shakira y recordar de nuevo esas grandes conversaciones que mantenías cuando no tenías ni idea de lo que era el IBEX 35.
Y para el final, el deporte rey. El fútbol es de lo más socorrido porque la sobre información del personal en temas económicos es tan alarmante como en temas futbolísticos. Si un griterío sobre la bajada de la bolsa se ha convertido de repente en acompañamiento del café en el bar, sólo tienes que coger ese ejemplar del Marca que tienes delante de ti en la barra, mirarlo y llamar hijoputa al que salga en la portada. En un 90% de los casos la portada del Marca está protagonizada por Cristiano Ronaldo o por Gareth Bale, dos seres a los que sólo defienden los madridistas, por lo que tienes muchas posibilidades de que alguno de los parroquianos del garito apoye tu sesuda tesis y que la conversación acabe en una divertida reflexión sobre ese manido refrán que dice aquello de que “el dinero no da la felicidad”. Pero si tienes la mala suerte de que en la portada del Marca aparece Vicente del Bosque ni se te ocurra abrir la boca o te la acabarán partiendo, y es que Don Vicente es más intocable que el Rey antes de irse de vacaciones a Bostwana. No obstante, antes de acabar quemado por la crisis o con la cara rota siempre puedes echar un ojo al lado del Marca y ahí encontrarás la Interviú, que te permitirá iniciar un interesante debate sobre cualquiera de los otros dos términos del trinomio perfecto.
En resumidas cuentas, si estás hasta las narices de que la crisis te quite la sonrisa de la cara sólo tienes que aprender a hablar de otros temas que interesen a la gente, y si tus colegas no quieren saber nada de tetas, culos o fútbol supongo que no habrás entendido absolutamente nada porque seguramente tu idioma materno será el klingon y no podrás leer esta parrafada hasta que el traductor de Google añada la pestaña de español-klingon.
Marco Alonso / Periodista desempleado
Reflexiones desde la cola del paro
Hace tiempo que Papá Estado dejó de pagarme la prestación, así que no me queda otra que chupar la pensión a mi papá biológico. Aquí os cuento lo que pasa por la cabeza de este parado que no para.
lunes, 21 de abril de 2014
lunes, 24 de marzo de 2014
El trabajo dignifica
Los meses van pasando y mi teléfono sigue sin recibir esa llamada que tanto tiempo llevo esperando: la de una empresa que quiera contratarme. Nadie me ofrece un trabajo digno, con un salario que me permita independizarme y comer tres veces al día. No obstante, cada vez son más los carroñeros que se interesan por repartirse mis despojos. Alguna vez os he hablado de empresas que querían hacerse con mis servicios y pagarme en negro un sueldo inferior al salario mínimo interprofesional, también os he comentado que otros me escribieron un correo para ofrecerme la posibilidad de hacer colaboraciones gratuitas en un periódico digital en el que mi única recompensa sería poder firmar en un 'prestigioso' medio de comunicación. Ya solo me quedaba que alguna de estas sanguijuelas me dijera que tengo que pagar por trabajar y, de una forma encubierta, ese día llegó la semana pasada.
Hace algún tiempo, una radio ubicada en tierras gallegas sacó una oferta en Infojobs en la que solicitaban un profesional de mi perfil. En unas pocas horas, el número de inscritos para esa oferta fue tan elevado que decidí presentar mi candidatura directamente a la empresa y no a través de Infojobs. Busqué en internet la forma de contacto con el Departamento de Recursos Humanos y les envié un correo en el que me presenté y adjunté mi currículum junto a alguna de mis aparaciones en diferentes medios de comunicación. Los días fueron pasando y nadie me respondía así que pensé que habrían elegido a otro candidato. Pero el miércoles pasado respondieron a mi solicitud con un mail en el que solo aparecía adjuntada la imagen que tenéis aquí arriba, sin ningún texto.
En resumidas cuentas, yo les pedí entrar en un proceso de selección para una plaza vacante y ellos me ofrecieron la posibilidad de formarme para ese puesto a un precio de 1000 euros. Cojonudo. No os voy a engañar, he peleado como el que más por tener un trabajo digno y creo que esa meta cada vez está más lejos. Estoy diciendo adiós a mis sueños, despojándome de lo que he tardado años en conseguir y hay personajes que intentan arrebatarme lo único que me queda: la dignidad. Así que después de recibir esa acertada estrategia de marketing en mi bandeja de entrada decidí responder. Os copio aquí mi respuesta:
Estimada xxx,
Agradezco que hayas pensado en mí como un posible cliente, pero siento comunicarte que mi objetivo es encontrar un trabajo que me permita poder vivir con dignidad, no financiar proyectos con los pocos ahorros que me quedan. En esta hermosa profesión hay que trabajar muchas horas para conseguir esos 1.000 euros que algún incauto os pagará pensando que así conseguirá firmar un contrato.
Tengo seis años de experiencia en los medios y creo que los que queremos seguir trabajando en esto debemos apostar por la formación continua porque el mundo cambia y el periodismo debe estar al día. No obstante, pienso que esa formación debe estar subvencionada por la empresa, que es la que se va a beneficiar de contar con trabajadores formados. La Responsabilidad Social Corporativa está ahora muy de moda y no hace falta irse a África para ponerla en práctica.
Te mandé un correo pidiendo trabajo y tú me mandas otro pidiéndome dinero. Esto parece el mundo al revés. Pero el problema es que habrá muchos recién licenciados que pagarán esa matrícula como el que paga la entrada de la discoteca pensando que esa noche encontrará a la mujer de su vida, sin darse cuenta de que la mujer que quiere encontrar jamás estaría dentro de ese antro a las seis de la mañana.
Muchas gracias por tu tiempo.
Un saludo.
Marco Alonso
Tal vez haya sido un poco duro en mi respuesta pero creo que no he perdido nada. Al menos me he desahogado y he conseguido que me respondan desde el Departamento de Recursos Humanos con algo más que propaganda. Os dejo aquí lo que me han contestado:
Estimado Marco:
Muchísima suerte en su búsqueda de trabajo. Eliminaremos su c.v. de nuestra base de datos ya que me imagino que en el futuro no le gustaría trabajar en un "antro" como este.
Reciba un cordial saludo.
Algunos pensaréis que no debería haber entrado al trapo, otros tal vez creáis que he hecho lo correcto. Me gustaría que me dieseis vuestra opinión.
lunes, 6 de enero de 2014
Triste cumpleaños
Hoy hace exactamente un año que me quedé en el paro. El 6 de enero de 2013 puse el último punto y final a una de mis informaciones en El Norte de Castilla y los Reyes Magos me trajeron el finiquito. Lo recuerdo como si fuera ayer. Me despedí de mis compañeros, buenos amigos muchos de ellos, y abandoné la redacción triste pero con la cabeza alta, con una sensación de impotencia por dar todo lo que tenía dentro de mí pero no haber conseguido mi meta de firmar un contrato indefinido.
Llevo media vida peleando por conseguir que me paguen por hacer lo que más me gusta, que no es otra cosa que contar historias que interesen a los demás, y después de muchos años de lucha solo lo he conseguido de manera intermitente. Esta profesión lleva en crisis desde antes de que llegara la crisis y quiero pensar que no he alcanzado mi objetivo por factores externos, que nada tienen que ver con mi capacidad. Soy periodista, adoro esta profesión, y si naciera cien veces me partiría el pecho en un centenar de ocasiones por trabajar juntando letras para informar a los demás, pero uno ya se va cansando de perseguir sueños despierto.
Nadie me obligó a elegir esta profesión. Podía haber sido fontanero, electricista o panadero pero tuve la suerte de tener una familia que quiso compartir mi sueño. Mi padre, un obrero de la fábrica de Renault en Valladolid, y mi madre, una cocinera de una residencia universitaria, se quitaron de muchos lujos para pagarme la carrera de periodismo y, con el cinturón bien apretadito, el esfuerzo de ambos sirvió para que yo tuviera la formación que ellos no habían tenido. En mi casa ha costado mucho mi licenciatura, por eso me duele más que mi título sea un cacho de papel enrollado que acumula polvo sobre el armario junto a otras cosas inservibles, como esa cámara de super 8 que nunca se arreglará o aquella vajilla horrible que fue el peor regalo de bodas de mis padres.
He pasado de escribir para el periódico de mayor tirada de Castilla y León a hacerlo para este blog que solo leen mis familiares y amigos. Y aquí, frente a un pedazo de roscón con una vela encima voy a pedir un deseo antes de hinchar mis pulmones. No os voy a decir lo que he pedido porque ya sabéis que los deseos no se cumplen si se dicen, pero creo que sabéis por dónde pueden ir los tiros. Un abrazo y espero que cumpláis esos propósitos de fin de año que os habéis marcado. Yo, por el momento, me voy al gimnasio para bajar el roscón.
MARCO ALONSO / PERIODISTA EN PARO
Llevo media vida peleando por conseguir que me paguen por hacer lo que más me gusta, que no es otra cosa que contar historias que interesen a los demás, y después de muchos años de lucha solo lo he conseguido de manera intermitente. Esta profesión lleva en crisis desde antes de que llegara la crisis y quiero pensar que no he alcanzado mi objetivo por factores externos, que nada tienen que ver con mi capacidad. Soy periodista, adoro esta profesión, y si naciera cien veces me partiría el pecho en un centenar de ocasiones por trabajar juntando letras para informar a los demás, pero uno ya se va cansando de perseguir sueños despierto.
Nadie me obligó a elegir esta profesión. Podía haber sido fontanero, electricista o panadero pero tuve la suerte de tener una familia que quiso compartir mi sueño. Mi padre, un obrero de la fábrica de Renault en Valladolid, y mi madre, una cocinera de una residencia universitaria, se quitaron de muchos lujos para pagarme la carrera de periodismo y, con el cinturón bien apretadito, el esfuerzo de ambos sirvió para que yo tuviera la formación que ellos no habían tenido. En mi casa ha costado mucho mi licenciatura, por eso me duele más que mi título sea un cacho de papel enrollado que acumula polvo sobre el armario junto a otras cosas inservibles, como esa cámara de super 8 que nunca se arreglará o aquella vajilla horrible que fue el peor regalo de bodas de mis padres.
He pasado de escribir para el periódico de mayor tirada de Castilla y León a hacerlo para este blog que solo leen mis familiares y amigos. Y aquí, frente a un pedazo de roscón con una vela encima voy a pedir un deseo antes de hinchar mis pulmones. No os voy a decir lo que he pedido porque ya sabéis que los deseos no se cumplen si se dicen, pero creo que sabéis por dónde pueden ir los tiros. Un abrazo y espero que cumpláis esos propósitos de fin de año que os habéis marcado. Yo, por el momento, me voy al gimnasio para bajar el roscón.
MARCO ALONSO / PERIODISTA EN PARO
La vida es sueño
Tengo 32 años, me he tirado el último
de ellos buscando trabajo y acabo de escuchar al presidente del
Gobierno decir que quedan 4.727.814 sueños por los que va a seguir
trabajando con ilusión. Amigo Mariano, supongo que yo soy uno de
esos afortunados soñadores por los que vas a seguir trabajando con
ilusión y agradezco tu esfuerzo. No obstante, he de decirte que mi
sueño, y el de otros muchos, es comer tres veces al día, fundar una
familia y vivir debajo de un humilde techo, algo tan imposible de
hacer en el paro como trabajando en las precarias condiciones que
ofrecen la inmensa mayoría de las empresas en la actualidad. Así
que, este pequeño soñador te pide que no intentes acabar con el
paro con la receta de la precariedad, porque así no ayudas a cumplir
el sueño de cuatro millones y pico de personas, lo único que
consigues es cumplir el de cuatro carroñeros que pretenden
beneficiarse del desastre en el que se ha convertido este país
gracias, como bien dices, a la herencia recibida, pero también a la
incapacidad manifiesta del gobierno que presides.
MARCO ALONSO / PERIODISTA EN PARO
martes, 24 de diciembre de 2013
Otro cuento de Navidad

Creo recordar que todo este tinglado de las luces en las calles, las cenas con tus suegros y los regalos a diestro y siniestro se llevan a cabo para conmemorar el nacimiento de un tío muy importante hace 2000 años y pico. Es sabido que en el año 0 en Belén había tres centrales nucleares capaces de generar la electricidad suficiente para encender las luces navideñas de todos los portales de la ciudad, y que todo el mundo las enchufaba porque, en aquella época, aún no había déficit tarifario y la luz estaba mucho más barata. La gente era pobre, pero se regalaba mierdas inservibles que todos recibían con sonrisas falsas y a todos ellos les encantaba ir a cenar a casa de la suegra para acabar discutiendo con el imbécil de su 'cuñao'. Las tradiciones vienen de hace miles de años y tú no puedes borrar de un plumazo la historia de siglos porque seas un rancio, estés en el paro y no tengas un duro. Así que no te queda otra que ir al chino a comprar una muñeca a tu sobrina, unos calzoncillos para el imbécil de tu 'cuñao' y un rayador de pan para tu suegra. Antes comprabas las mismas mierdas en El Corte Inglés, pero la crisis agudiza el ingenio y lo que haces ahora es empapelar los regalos del chino con papel de El Corte Inglés. Los de Ferrero Rocher llevan años envolviendo cagarrutas en papel de oro y tampoco les ha ido tan mal...
Ya estamos en Nochebuena y, por mucho que lo intentes, nada será diferente. Llevas años dando la barrila para cambiar la mariscada de fin de año por una macarronada de Nochevieja, pero eres un incomprendido (tú y tu maldita alergia al marisco) así que no te quedará otra que comer macarrones solo mientras todo el mundo se pone ciego a nécoras y carabineros, que en estas fechas no salen tan caros si se pagan a escote. Tampoco podrás ver lo que te gustaría en la tele y tendrás que tragarte primero el interesantísimo discurso navideño del Rey y luego el especial de Raphael, que lleva más años protagonizando la Navidad que el propio niño Jesús.
En definitiva, ya sabes todo lo que te espera estas navidades y hace ya mucho tiempo que escribiste la carta a los Reyes Magos, en la que solo pides una cosa: que el año que viene consigas al fin un trabajo, en Kuala Lumpur por ejemplo, y que así tengas una excusa para librarte de esta tradición milenaria, aunque seguro que echarás de menos los insultos del imbécil de tu 'cuñao' cuando se dé cuenta de que tu regalo navideño está aderezado con un ligero toque de polvos pica pica.
¡Feliz Navidad a todos!
Marco Alonso / Periodista
lunes, 4 de noviembre de 2013
¿Alguien puede dar la luz?
Ya se ha cumplido un mes y medio desde que entregué mi primera botella de licor de brote verde y, a pesar de que esta historia ha llamado la atención, sigo inmerso en este oscuro túnel del que solo sabe salir el ministro Montoro.
Mi proyecto de búsqueda de empleo ‘Marco Busca Curro’ arrancó un 17 de septiembre. Preparé treinta botellas llenas de ganas de trabajar, cargué mi coche hasta arriba y me fui a Madrid, como tantos otros, a buscar esa fortuna que me era esquiva en mi tierra. Con el maletero cargado de ilusiones y después de no pegar ojo en toda la noche me planté en Atresmedia, uno de los grupos de comunicación más importantes del país. Éste es uno de los mejores sitios en los que puedes llegar a trabajar, me decía mientras daba mi cuarta vuelta en busca de un aparcamiento. Por fin encontré un sitio, me bajé del coche y fui decidido hacia la puerta. Estaba un poco nervioso porque iba a ver por primera vez la reacción que causaba una de mis botellas en una persona ajena a mi entorno. Me disponía a agarrar el picaporte cuando de repente la puerta se abrió y al otro lado estaba nada más y nada menos que Boris Izaguirre. Al principio me quedé sorprendido y estuve a punto de despacharle con un ‘buenos días’, pero me armé de valor y allí, en el umbral de la puerta, me puse a explicarle mi idea. Supongo que serán decenas los colgados que se acercan cada día a un finalista del Premio Planeta para ‘hablarle de su libro’, pero, a pesar de eso, Boris fue muy educado, escuchó estoicamente mi parrafada para acabar diciéndome “tú dáselo al empleado de seguridad que hay en la puerta y que tengas suerte”. Una excelente oportunidad perdida. Tenías que habérsela dado a él, imbécil, me dije. Pero lamentarse por los errores no sirve de nada, dejé la botella al segurata y seguí mi camino hacia Mediaset, otro de los monstruos de este sector en el que sigo buscando mi sitio.
Las anécdotas en Madrid se sucedieron una tras otra y algún día os explicaré alguna más, pero mi intención con estas líneas no es daros la barrila con batallitas del pasado. Quiero hablaros del presente. Me gustaría contaros que mis sueños se cumplen, que gracias a esta idea me han llamado decenas de medios y de gabinetes de comunicación para entrevistarme e intentar contratarme, pero no ha sido así. Marco busca curro, pero no encuentra.
Lo he intentado casi todo. He llevado personalmente a las empresas mi currículum en papel, me he apuntado a tropecientas páginas de empleo, he hecho un videocurrículum y hasta me ha dado por crear mi propia marca y entregar botellas de licor de brote verde, pero nada de nada. Solo he conseguido que me llamara algún carroñero que quería pujar por mi cadáver periodístico con la calderilla que llevaba en el bolsillo. ¿Pero qué país es este en el que hay ‘empresarios’ capaces de ofrecer a un licenciado un trabajo a tiempo completo por un salario de 400 euros sin contrato? Y es que predicar en el desierto es lo que tiene, que como mucho te puede escuchar algún buitre famélico.
No os voy a engañar. Esperaba encontrar un buen curro gracias a este tinglado. He salido en los informativos de La Sexta, he hablado en La COPE con Ramón García, he salido en la portada de la edición digital de El Norte de Castilla y así hasta llegar a las once apariciones que he protagonizado en diferentes medios para hablar de esta idea. Todos esos que se hacían eco de mi proyecto de búsqueda de empleo eran mis empleadores potenciales, pero ninguno de ellos me ha dicho pásate por aquí y te hacemos una entrevista personal. Podéis ver por mis palabras que ando un poco tocado por las circunstancias, pero no soy de esos que se resignan a la primera, ni a la enésima. Así que, aquí estoy, dándole vueltas al tarro en busca de una nueva vuelta de tuerca que haga más atractivo esto de ‘Marco Busca Curro’.
Si al final no encuentro un trabajo digno no va a ser por falta de lucha, de ideas o de ganas. Quiero pensar que en el caso de que se dé esa circunstancia será por falta de luz. Amigo Montoro, tú que aseguras poder ver algo en este oscuro túnel, échame una mano y enciende el interruptor, anda, que aquí somos muchos buscando lo mismo a tientas y estoy cansado de que me toquen el culo.
MARCO ALONSO / PERIODISTA EN PARO
Mi proyecto de búsqueda de empleo ‘Marco Busca Curro’ arrancó un 17 de septiembre. Preparé treinta botellas llenas de ganas de trabajar, cargué mi coche hasta arriba y me fui a Madrid, como tantos otros, a buscar esa fortuna que me era esquiva en mi tierra. Con el maletero cargado de ilusiones y después de no pegar ojo en toda la noche me planté en Atresmedia, uno de los grupos de comunicación más importantes del país. Éste es uno de los mejores sitios en los que puedes llegar a trabajar, me decía mientras daba mi cuarta vuelta en busca de un aparcamiento. Por fin encontré un sitio, me bajé del coche y fui decidido hacia la puerta. Estaba un poco nervioso porque iba a ver por primera vez la reacción que causaba una de mis botellas en una persona ajena a mi entorno. Me disponía a agarrar el picaporte cuando de repente la puerta se abrió y al otro lado estaba nada más y nada menos que Boris Izaguirre. Al principio me quedé sorprendido y estuve a punto de despacharle con un ‘buenos días’, pero me armé de valor y allí, en el umbral de la puerta, me puse a explicarle mi idea. Supongo que serán decenas los colgados que se acercan cada día a un finalista del Premio Planeta para ‘hablarle de su libro’, pero, a pesar de eso, Boris fue muy educado, escuchó estoicamente mi parrafada para acabar diciéndome “tú dáselo al empleado de seguridad que hay en la puerta y que tengas suerte”. Una excelente oportunidad perdida. Tenías que habérsela dado a él, imbécil, me dije. Pero lamentarse por los errores no sirve de nada, dejé la botella al segurata y seguí mi camino hacia Mediaset, otro de los monstruos de este sector en el que sigo buscando mi sitio.
Las anécdotas en Madrid se sucedieron una tras otra y algún día os explicaré alguna más, pero mi intención con estas líneas no es daros la barrila con batallitas del pasado. Quiero hablaros del presente. Me gustaría contaros que mis sueños se cumplen, que gracias a esta idea me han llamado decenas de medios y de gabinetes de comunicación para entrevistarme e intentar contratarme, pero no ha sido así. Marco busca curro, pero no encuentra.
Lo he intentado casi todo. He llevado personalmente a las empresas mi currículum en papel, me he apuntado a tropecientas páginas de empleo, he hecho un videocurrículum y hasta me ha dado por crear mi propia marca y entregar botellas de licor de brote verde, pero nada de nada. Solo he conseguido que me llamara algún carroñero que quería pujar por mi cadáver periodístico con la calderilla que llevaba en el bolsillo. ¿Pero qué país es este en el que hay ‘empresarios’ capaces de ofrecer a un licenciado un trabajo a tiempo completo por un salario de 400 euros sin contrato? Y es que predicar en el desierto es lo que tiene, que como mucho te puede escuchar algún buitre famélico.
No os voy a engañar. Esperaba encontrar un buen curro gracias a este tinglado. He salido en los informativos de La Sexta, he hablado en La COPE con Ramón García, he salido en la portada de la edición digital de El Norte de Castilla y así hasta llegar a las once apariciones que he protagonizado en diferentes medios para hablar de esta idea. Todos esos que se hacían eco de mi proyecto de búsqueda de empleo eran mis empleadores potenciales, pero ninguno de ellos me ha dicho pásate por aquí y te hacemos una entrevista personal. Podéis ver por mis palabras que ando un poco tocado por las circunstancias, pero no soy de esos que se resignan a la primera, ni a la enésima. Así que, aquí estoy, dándole vueltas al tarro en busca de una nueva vuelta de tuerca que haga más atractivo esto de ‘Marco Busca Curro’.
Si al final no encuentro un trabajo digno no va a ser por falta de lucha, de ideas o de ganas. Quiero pensar que en el caso de que se dé esa circunstancia será por falta de luz. Amigo Montoro, tú que aseguras poder ver algo en este oscuro túnel, échame una mano y enciende el interruptor, anda, que aquí somos muchos buscando lo mismo a tientas y estoy cansado de que me toquen el culo.
MARCO ALONSO / PERIODISTA EN PARO
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